¿Sabías que el simple olor de una persona estresada puede cambiar la forma en que tu perro ve el mundo? Un nuevo y fascinante estudio ha descubierto cómo los perros responden a los olores de humanos estresados y relajados, revelando cambios sorprendentes en su comportamiento y aprendizaje.

La misión de este estudio era explorar el impacto de los olores humanos de estrés y relajación en las respuestas cognitivas de los perros. ¿Cómo? Utilizando una prueba de sesgo cognitivo para ver si los perros se acercan a un cuenco de comida colocado en lugares ambiguos.

En dos fases, los investigadores recolectaron muestras de olor humano y realizaron pruebas de sesgo cognitivo en dieciocho perritos. Las condiciones variaron entre no olor, olor de estrés y olor de relajación, para ver cómo cada escenario afectaba a nuestros amigos de cuatro patas.

Su comportamiento cambió

Cuando los perros olieron el estrés humano, su comportamiento cambió notablemente. Durante la tercera sesión, fueron menos propensos a acercarse a un cuenco en una posición ambigua, mostrando conductas de reducción de riesgos.

El estudio también reveló que los perros mejoraron en el aprendizaje de las ubicaciones positivas y negativas con pruebas repetidas, especialmente cuando fueron expuestos al olor de estrés. Esto sugiere que los olores no solo afectan su comportamiento, sino también su capacidad de aprendizaje.

Este es el primer estudio que demuestra cómo los olores de estrés humano pueden afectar la cognición de los perros sin necesidad de señales visuales o auditivas. Este descubrimiento podría transformar la forma en que cuidamos y entrenamos a nuestros compañeros caninos, especialmente en ambientes laborales estresantes.

Importancia del Estudio

La capacidad de los perros para detectar y responder a los olores de estrés humano podría influir en su comportamiento y desempeño en tareas específicas. Este conocimiento es vital para mejorar el bienestar de los perros y optimizar su entrenamiento y manejo en diversas situaciones.

Sin duda la relación entre humanos y perros es más profunda de lo que imaginamos. Este estudio revela cómo nuestras emociones pueden influir en el comportamiento y la cognición de nuestros perros. Comprender estos mecanismos es clave para mejorar el bienestar y la cooperación entre nosotros y nuestros fieles compañeros.

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